¿Qué es la blefaritis?

La blefaritis es la inflamación del borde de los párpados. Generalmente se produce por un mal funcionamiento de unas pequeñas glándulas productoras de grasa que se encuentran, en número de 30 ó 40, en el borde palpebral. En condiciones normales estas glándulas producen una secreción grasa que ayuda a lubricar la superficie del ojo, evitando la evaporación de la lágrima. En los pacientes con blefaritis las glándulas se obstruyen, quedando sus secreciones estancadas, produciéndose una mayor evaporación lagrimal.

¿Qué síntomas produce?

El espectro de síntomas producidos por la blefaritis es muy amplio, dado que existen distintos grados de severidad de la enfermedad. Las molestias que refieren los pacientes suelen ser del tipo sensación de arenilla, escozor, ardor, picazón, lagrimeo, escamas en el borde palpebral… Los pacientes con blefaritis son también más propensos a la aparición de orzuelos, pues las glándulas obstruidas pueden infectarse. Solo en casos muy avanzados y sin tratamiento se pueden producir cuadros graves que comprometen la visión.

¿Cómo puedo estar sin molestias?

Ha de seguir el tratamiento adecuado. Esto exige un diagnóstico correcto, lo que es misión de su oftalmólogo. Pero una vez que el oftalmólogo le ha explicado de forma clara el plan terapéutico el resto depende de usted. Si cumple adecuadamente y de forma constante el tratamiento, se verá libre de molestias en la gran mayoría de los casos.

¿En qué consiste el tratamiento de la blefaritis?

En la combinación de varias medidas, entre las que se encuentran:

Higiene palpebral

La higiene palpebral es la base del tratamiento de la blefaritis, ya que es fundamental mantener el borde de los párpados tan limpios como sea posible, pues dificultamos el crecimiento de las bacterias y ayudamos al normal funcionamiento de las glándulas.

Antes de aplicar la toallita o gel que le haya pautado su oftalmólogo debe lavar los párpados con agua caliente, realizando un suave masaje para facilitar el drenaje de las glándulas. Procure evitar la entrada del jabón o de la toallita dentro del ojo, pues puede irritar. Debe limpiar el borde del párpado, la base de las pestañas.

La higiene palpebral debe realizarse una o dos veces al día, según la gravedad de la blefaritis. Se debe realizar de forma constante y adecuada, ya que es fundamental para el control de la enfermedad.

Lágrimas artificiales

La blefaritis produce inestabilidad de la película lagrimal, lo que explica muchos de los síntomas que usted padece. El empleo de lágrimas artificiales reduce las molestias que acompañan a la blefaritis. Debe emplearlas varias veces al día. Es importante que sea constante en su uso, pues si no las molestias volverán a aparecer.

Vitaminas

Existen complementos vitamínicos en el mercado especialmente diseñados para mejorar la secreción de las glándulas palpebrales y que pueden ser útiles en algunos casos de blefaritis. Su oftalmólogo puede pautárselos en forma de una pastilla diaria (mejor con comidas).

Antibióticos orales

Las tetraciclinas son antibióticos usados desde hace mucho tiempo en el tratamiento de la blefaritis, tanto por su acción directa contra las bacterias como por su capacidad para mejorar la secreción de las glándulas palpebrales.

Se requieren tratamientos prolongados (usualmente de unos dos meses) para que sean útiles. Durante ese tiempo pueden aparecer efectos indeseables, siendo los más frecuentes las náuseas y la sensibilidad a la exposición solar (si usted está en tratamiento con tetraciclinas debe utilizar protección solar adecuada si va a estar expuesto a la luz del solo durante períodos prolongados de tiempo).

Esteroides

Los esteroides tópicos se emplean para reducir la inflamación y el enrojecimiento producido por la blefaritis. Se utilizan durante cortos periodos de tiempo, pues su uso prolongado asocia efectos secundarios como la formación de catarata o la elevación de la presión intraocular.